Qué es el bruxismo, qué lo causa y cómo puede tratarse
Por el Dr Jaime Guinovart
Se conoce el bruxismo como el hábito de rechinar o rascar los dientes de manera involuntaria y con una frecuencia y fuerza excesiva.
Es una enfermedad que no entiende de edades, sexos o razas y uno de los aspectos mas sorprendentes es su gran incidencia, pues se calcula que el 70% de la población rasca los dientes. Lamentablemente, nuestro ritmo de vida actual favorece este porcentaje tan elevado.
De hecho, los dentistas encontramos cada día menos pacientes que acuden a la consulta por caries y más que lo hacen por dientes desgastados.
¿En qué momento bruxamos?
Como hemos comentado, el bruxismo es un hábito involuntario. Y lo más habitual es que lo realicemos durante la noche, mientras dormimos. Aunque suele pasar desapercibido, algunas personas son capaces de reconocer al despertarse si durante la noche han estado rascando los dientes.
Por otro lado y aunque menos común, también existe el bruxismo diurno, que sucede durante el día. Según un estudio publicado en la revista Journal of Orofacial Pain, en 2009, el bruxismo diurno estaba especialmente relacionado con situaciones de tensión o estrés psicosocial.
Algunos ejemplos de bruxismo diurno se dan al conducir, al trabajar delante de un ordenador o incluso mirando la televisión.
¿Cuál es la causa del bruxismo?
No existe una única causa. El bruxismo es una enfermedad multifactorial, es decir, son varias los factores que influyen en la aparición del bruxismo, según un artículo de investigación publicado
en la Louisiana State University School of Dentistry.
Aun así, todos los estudios coinciden en que el estrés es la principal causa de esta patología. Todos nosotros hemos encarado alguna situación estresante y una de las maneras que tiene el
cuerpo de liberar la tensión acumulada es apretando los dientes y contrayendo los músculos de la masticación. Si esta situación de estrés se vuelve crónica, tenemos todos los números para desarrollar bruxismo.
Además del estrés, otros factores que favorecen la aparición de bruxismo son: baja calidad y cantidad de sueño, un desarrollo excesivo de los músculos masticatorios, un mal encaje de los dientes, ausencia de varios dientes, dolor muscular-articular o hábitos patológicos como morder bolis, uñas, chicles, etc.
¿Cómo puedo saber si yo soy bruxista?
A pesar de ser involuntario, muchas personas son conscientes de éste hábito. Y es que existen ciertos signos y síntomas que nos pueden ayudar a detectar que tenemos el hábito de bruxar los dientes.
Entre los más habituales destacamos:
- Dolor muscular al despertarse.
- Tensión en mejillas, cuello y sien.
- Dolor de cabeza.
- Insomnio.
Aunque el diagnóstico decisivo lo debe realizar un odontólogo, también podemos encontrar algunos indicios de bruxismo en nuestra boca:
- Desgaste de los dientes.
- Indentaciones en los laterales de la lengua.
- Sensibilidad dental.
- Fracturas dentales.
- Dientes de pequeño tamaño.
- Heridas en las comisuras labiales.
Es importante resaltar que ninguno de estos factores son exclusivos del bruxismo. Por eso será un odontólogo quien deba realizar el diagnóstico de bruxismo. Lo más común es que un paciente bruxista acuda a la consulta con otros problemas que agravan el bruxismo, como por ejemplo la ausencia de piezas dentales, sequedad de boca, caries dentales o infecciones.
Bruxismo en adultos
Existen dos tipos de desgaste dental. El desgaste fisiológico y el desgaste patológico. Un desgaste fisiológico es un desgaste dental causado por una función normal de los dientes, que será mayor o menor según la edad del paciente.
Por otro lado, un desgaste patológico es aquel que no va acorde a la edad del paciente y que demuestra una actividad excesiva de los músculos de la masticación.
Según el desgaste dental se deba a una situación fisiológica o patológica, el odontólogo enfocará el tratamiento de una manera preventiva o restauradora.
Bruxismo en niños
El bruxismo en niños suele empezar durante la adolescencia, entre los 17 y los 20 años, de manera similar en niños y niñas. Y al igual que los adultos, el bruxismo infantil tiene como causa
principal el estrés.
Es importante diagnosticar y prevenir de manera precoz el bruxismo infantil, pues un desgaste excesivo a temprana edad puede comprometer en gran medida la calidad de vida en el futuro.
Tratamientos para el bruxismo
Dependiendo del grado de desgaste y de la edad del paciente el tratamiento del bruxismo irá encarado hacia un enfoque preventivo (evitar desgaste futuro y fortalecer dientes) o un enfoque
rehabilitador (conseguir una mordida estable y reconstruir los dientes desgastados).
A continuación, te explicamos los diferentes tratamientos existentes para cada enfoque:
Tratamientos preventivos del bruxismo
Férula de descarga
Seguramente la opción más conocida de todas. Una férula de descarga o férula Michigan es un aparato dental de apariencia similar a un protector bucal deportivo que se utiliza durante la noche. La diferencia es que la férula de descarga está hecha de una resina dura, resistente al desgaste y que encaja solamente en tus dientes, pues se hace de manera personalizada para tu boca.
Además de funcionar como una barrera física entre los dientes que evita el desgaste al apretar,también puede ayudar a relajar los músculos, ligamentos y articulaciones, promoviendo que la fuerza que realicemos inconscientemente sea menor.
Solo se fabrican en clínicas dentales por odontólogos y requieren una primera sesión de moldes y una segunda de entrega y adaptación.
Tratamiento con neuromoduladores
Aunque los tratamientos con neuromoduladores son conocidos como tratamientos de estética facial, para disminuir y prevenir la aparición de arrugas, también se utiliza en odontología para tratar el bruxismo.
Los neuromoduladores son elaborados por una bacteria denominada Clostridium botulinum que se utiliza para “anestesiar” los músculos y que no respondan cuando les pedimos que se muevan. Es por ello que en estética facial se inyectan los conocidos neuromoduladores para evitar que el paciente gesticule en exceso, evitando la aparición de las arrugas.
Por supuesto, los efectos de las inyecciones de neuromoduladores no son permanentes. Al cabo de cierto tiempo (3-4 meses) nuestro cuerpo los elimina, volviendo a recuperar la actividad muscular. En odontología utilizamos el para atontar los músculos de la masticación y disminuir la fuerza excesiva al morder. Este procedimiento se repite entre 3 y 4 sesiones hasta que el músculo ha disminuido su tamaño y recuperamos una función normal. Este tratamiento es muy eficaz en casos de bruxismo severo y se debe realizar conjuntamente con otros, como por ejemplo, el uso de una férula de descarga.
Fisioterapia
Un fisioterapeuta especializado en la articulación de la boca, llamada articulación temporomandibular o ATM, nos ayudará a corregir los malos hábitos bruxistas y aprender ejercicios para la relajación de los músculos masticatorios. No todas las clínicas dentales cuentan con un fisioterapeuta especializado en ATM en su equipo, pero es una herramienta fundamental en correcciones de mordida o tratamientos orales complejos.
Control de hábitos
Especialmente indicado en el bruxismo diurno. Aprender a ser consciente de cuándo bruxamos y qué situaciones hacen de detonante para empezar a apretar los dientes nos ayudará a prevenir esta enfermedad. Además, existen ciertos ejercicios que nos pueden ayudar a relajar los músculos en esos momentos.
Tratamientos rehabilitadores del bruxismo
Ortodoncia
Como hemos comentado anteriormente, uno de los factores que favorecen la aparición de bruxismo es un mal encaje de los dientes. Dientes muy apiñados o muy montados unos sobre los otros necesitan realizar más fuerza para moverse con libertad, acostumbrando al cerebro a realizar una fuerza intensa para movimientos simples. Tras la ortodoncia conseguiremos que los dientes encajen debidamente, repartiendo las fuerzas
de la masticación de una manera equitativa y sin necesidad hacer una fuerza mayor de la normal.
Reconstrucciones dentales
Las reconstrucciones dentales son el tratamiento más fácil de visualizar, pues consiste simplemente en devolver a tus dientes la forma que tenían en un principio. De esta manera disminuimos la sensibilidad dental , mejoramos el encaje entre los dientes y sobretodo protegemos ante desgaste futuro con materiales más resistentes como el composite o la cerámica.
Dentro de este enfoque también se incluye reponer los dientes que se hayan perdido, pues al haber menos dientes en la boca, los restantes se sobrecargan y desgastan com mayor rapidez. Existen diferentes alternativas para reponer los dientes perdidos, pero cada caso es diferente y deberá ser un odontólogo quien te recomiendo el tratamiento ideal para tu caso.
Conclusión
Como conclusión, el bruxismo es una enfermedad muy común y que suele pasar desapercibida en las fases iniciales. Su prevención y tratamiento es vital para poder tener una buena calidad de vida en las etapas finales de la vida, donde más hace falta.
La mejor forma de evaluar y controlar el desgaste de tus dientes y de muchas otras patologías es acudir regularmente a tu dentista de confianza, para minimizar y diagnosticar precozmente cualquier problema en tu boca.
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